Es un hecho que, a pesar de la homogeneidad linguística de una comunidad o país, también el cambio linguístico es casi inevitablemente una constante. Como hemos visto en la historia del español en la Península, la variedad linguística en España - aunque es una realidad - no siempre ha sido reconocida y mucho menos apoyada o implementada. Por el contrario, esa pluralidad linguística ha sido vista, oficialmente y en algunos casos, popularmente, como una amenaza a la identidad y unidad nacional.

Sin embargo, durante los últimos quince años, desde 1978 - a nivel oficial - se han llevado a cabo ciertos cambios que parecen indicar una nueva actitud frente al fenómeno plurilingüista en la Península. Actualmente, la Constitución española reconoce el carácter plurilingüe y pluricultural de España y las Comunidades Autónomas en las que actualmente está dividido el territorio español, parecen estar implementando medidas regionales que favorecen el desarrollo de las diferentes lenguas, dialectos o variedades lingüísticas.

Algunas Comunidades Autónomas, de hecho, reconocen expresamente en sus constituciones autonómicas, la presencia de una lengua diferente del castellano, y afirman la oficialidad de la misma junto con el castellano. Las comunidades que enfatizan esta oficialidad de su lengua, dialecto o variedad lingüística son:

  1. Cataluña, donde se habla el catalán.
  2. Las Islas Baleares, cuya lengua oficial es tambien el catalán, aunque con algunas variantes locales y en cada isla, claramente marcadas.
  3. Valencia, cuya lengua oficial es el valenciano.
  4. Galicia, donde se habla el gallego.
  5. País Vasco, donde el euskera o vasco tiene una larga tradición.
  6. Navarra, especialmente en la region norte, donde también se habla el euskera o vasco.

En todas estas comunidades, la oficialidad de la lengua regional o autónoma requiere el uso de la misma no sólo a nivel administrativo, sino también a nivel educativo. El uso de estas lenguas tiene lugar a todos los niveles de la vida familiar, social, politica, económica, lo que requiere no sólo un aprendizaje del lenguaje hablado, sino también del lenguaje escrito.

Existen, además, otras lenguas y variedades lingüísticas que sin embargo no han recibido, todavía, la completa oficialidad. Algunas, incluso, corren el peligro de perderse ya que sólo se ha mantenido el uso oral y en áreas muy pequeñas y cerradas. Algunos ejemplos son:

  1. El asturiano o bable que ha mantenido su vigencia en comunidades casi reducidas a zonas rurales y para usos cotidianos de la región de Asturias. El asturiano o bable esta ausente del uso escrito.
  2. El aranés que se habla en el Valle de Arán, en el Pirineo. Tiene cierta relación con el antiguo provenzal francés.
  3. El aragonés. En la comunidad de Aragón, el aragonés y el catalán se mezclan, creando una variante lingüística muy particular.
  4. El andaluz. Aunque se reconoce éste como un dialecto del castellano, las características del habla de las diferentes zonas de Andalucía son tan variadas y diferentes, que actualmente se debate si el andaluz es una lengua distinta en gestación. Oficialmente, aunque se reconoce la riqueza cultural de Andalucía y de su lengua, no existen regulaciones para su implementación, sobre todo a nivel educativo. Quizá, lo más significativo sea la afirmación de la variante lingüística andaluza por medio de los medios de comunicación, especialmente, la televisión.

Bibliografia

Siguan, Miquel. España Plurilingüe. Alianza Editorial: Madrid, 1992.


Las lenguas modernas de la Península Ibérica El español americano

Dialectología española

última revisión 30 de abril 1996, Angeles Pla Farmer